COLORÍN COLORADO

   Carven, Céline y Rochas nos envuelven en abrigos oversize que parecen sacados del armario de mamá y en colores candy, de esos que sólo podían ser de niña –rosa empolvado- o de niño –azul cielo- cuando éramos pequeños. Y mientras los prints de ojos de Kenzo nos trasladan a bosques encantados, las caperucitas de Valentino y los lobos de Castelbajac reproducen la versión adulta del gran cuento de hadas. Como diría el mensaje de las camisetas de Jeremy Scott para otoño 2013: «Adults suck, then you are one».


Suéltate EL PELO (O/I 2013)

   Multicolores – Lanvin, Cavalli, Custo – o monocromáticas – Derek Lam, Giambattista Valli – pero jamas discretas, las pieles tiene un don: acaparan todas las miradas.



MAQUILL(AGE)

   Hay mujeres que a determi­nada edad, unas a los 40, otras a los 50, ya no se sien­ten a gusto con ciertas pren­das de vestir excesivamen­te cortas o ajustadas y van adaptando su look a estilos más vaporosos, elegantes o funcionales que, en defini­tiva, les hagan sentir más cómodas con su nueva edad o incluso con su nueva fi­gura, que también se ha transformado. Algo muy parecido sucede con el ma­quillaje. El lienzo sobre el que pintamos ya no es el mismo de antaño sino que se ha vuelto más rugoso, fino y con pliegues, por lo que muchas mujeres buscan otros modos de maquillarse teniendo en cuenta las nuevas necesidades del rostro. Pero al igual que hay quienes a los 60 se ven estupendas (y los demás también las vemos) enseñando rodillas y escote, hay mujeres que a pesar de sumar muchas primaveras no renuncian a un rouge atrevido si eso les da un toque sexy que les hace sentir bien. «La edad no es una razón de peso para cambiar de maquillaje», afir­ma Baltasar González Pinel, sénior artist de MAC, que piensa que deben cambiar el maquillaje en función de los sentimientos y estilo de vida, más que de la edad. Lloyd Simmonds, make-up artist internacional de Yves Saint Laurent, se manifiesta en el mismo sentido: «No hay normas más allá de las que cada uno se quiera imponer. El maquillaje es un modo de expresión. Es arte con mayúsculas, es poder satisfacer a la mu­jer de forma que se sienta bella por fuera y por dentro, es todo un sentimiento y una forma de vida. ¡Es luchar contra el aburrimiento!». Miguel Ángel Álvarez, maquillador oficial de Max Factor, afina aún más: «Con los años no debemos olvidarnos de los beneficios, tanto físicos como psicológicos, que reporta un buen maquillaje a la hora de sentirse guapa y atractiva, pero sin intentar copiar las tendencias de la moda que muchas veces re­sultan incompatibles con los rostros más maduros».
   Aun así, nuestro afán de perfección hace, como dice Gato, make-up artist de Maybelline NY, que «a partir de los 40 enfo­quemos el maquillaje a recuperar el frescor del rostro y a cubrir los efectos del paso del tiempo». Pero cuidado con convertirlo en un simple trabajo de restauración, porque es mucho más que eso: «Una vez hechas las correcciones necesarias, hay que disfrutar del cambio que producen unas pestañas negras, el efecto ahumado en grises cremosos y unos labios desde naturales a un profundo ci­ruela», anima Baltasar. Lloyd Simmonds pro­pone fijar especial atención en la zona de los ojos: «Nuestros ángulos empiezan a ser descen­dentes y es lo primero que hay que trabajar pa­ra cambiar la expresión de la mirada».
   Los productos que empleamos tampoco de­ben ser los mismos que hace unos años: «Tene­mos que utilizar maquillajes más hidratantes y reafirmantes», apunta Miguel Ángel. En este sentido, la industria cosmética se ha puesto a investigar y ha desarrollado bases que son una auténtica revolución como las de efecto lifting: «Yo las prefiero a las cremas que tienen este mismo efecto, porque si te aplicas una de estas cremas y encima el maquillaje, se crean unas partículas antiestéticas difíciles de retirar», declara el maquillador de Max Factor que encuen­tra en estas bases un dos en uno perfecto: trata­miento y maquillaje. «Las bases efecto lifting llevan una cantidad de agentes hidratantes y nutritivos que cuidan y rejuvenecen la piel.
   También contienen partículas de luz que difuminan las pequeñas arrugas y aportan luminosidad. Y, además, suelen combinar una buena cobertura para rojeces y manchas de edad sin que por ello dejen un efecto artificial demasiado cargado», desmenuza Gato.
   Entre los coloretes triunfan las textu­ras en crema: «Aportan más fres­cura e hidratación al rostro», afirma el maquillador oficial de Maybelline. Respecto a la aplicación, debe ser «como lo hayas hecho siempre», «sin afán correctivo», coinciden Mi­guel Angel y Baltasar, «enfatizando en el centro del pómulo, a modo de mejillas sonrosadas», concreta Lloyd. En cuanto al tono, Miguel Ángel apuesta por los melocotones y rosa­dos, más suaves «porque los marro­nes pueden añadir años».
   Para las sombras de ojos, en cambio, los maquilladores se decan­tan por las texturas en polvo que son menos pesadas y más cómo­das porque apenas se mueven «y como con los años los párpados tienden a perder su firmeza, de otra manera los tonos podrían mez­clarse», apunta Miguel Angel. Gato recomienda «aplicar poca can­tidad y solo donde el párpado la necesita para ganar volúmenes o luminosidad». En cuanto a los colores no hay normas, es más, Bal­tasar anima a no evitar los tonos oscuros: «En general, se piensa para las mujeres maduras en tonos suaves, y al final conseguimos un Iook Sophia Petrillo de Las Chicas de Oro y no creo que sea, en general, la opción deseada... Piensa en una definición suave para looks diarios y luce glamour en la noche o en ocasiones especiales. Edad no es igual a parecer un algodón de azúcar», sentencia.
   La máxima, pues: ser una misma y disfrutar: «Lo que más re­juvenece es una actitud fresca, elegante y con la suficiente fuer­za para defender quiénes somos sin dejarnos influir por la opi­nión general», apunta Baltasar que alienta a «buscar tu maqui­llaje, no que el maquillaje te busque a ti». Pero una vez que nos hemos contagiado de ese espíritu, hay algunos trucos que, sin forzar o «pretender parecer más joven, simplemente mejorarán tu aspecto y te darán una actitud jovial y segura porque te verás más guapa. Para mí este es el mejor secreto», afirma Miguel Án­gel. Para Lloyd el truco está en no cargar la piel de producto y aportarle mucha naturalidad: «Algo que siempre suelo hacer es elegir un maquillaje de un tono más claro que el de la piel y trabajarlo muy bien, así consigo que se vea una piel más joven». «Aplicaciones ligeras y de acabado jugoso son la clave para lu­cir una tersura real», afirma Baltasar.

   Lo que aporta mucha frescura al ros­tro es el iluminador «si se aplica en el centro de la frente; también sua­viza el rictus con un toque en la barbilla y en el pliegue nasolabial», apunta Gato. Para Lloyd un punto fuerte a la hora de maquillar un rostro con más edad son las cejas: «Hay que llevarlas con un diseño que pronuncie bien el ángulo alto o, en caso de no tenerlas muy po­bladas, perfilarlas según los ángu­los del rostro». Con los años, ade­más de las cejas, se desdibuja el contorno del labio y también la línea superior de las pestañas y hay que tomarse tiempo para repasarlas pero «siempre del modo más su­til del mundo, intentando imitar su antigua forma natural más que creando una nueva», afirma Miguel Angel.
Mar Peiteado

1 – CORRECTOR PURE COVER MINERAL, DE MAYBELLINE (~9,49€)
2 – SÉRUM Y BASE 2 EN 1 AGELESS ELIXIR, DE MAX FACTOR (~19,05€)
3 – SOMBRA DE OJOS ANTIOXIDANTE, DE CLINIQUE (~26€)
4 – ILUMINADOR ANTIEDAD, DE BELCILS (~17€)
5 – MAQUILLAJE EFECTO LIFTING RESILIENCE LIFT EXTREME, DE ESTÉE LAUDER (~43€)
6 – COLORETE EN CREMA TONO SOMETHING SPECIAL, DE MAC (~18€)
7 – PANORAMIC VOLUME MASCARA, DE SENSILIS (~19€)
8 – EYELASH GLOSS, DE M2 LASHES (~50€)
9 – COLOR RICHE SÉRUM 305, DE L’ÓREAL PARIS (~15,45€)
10 – LACA DE UÑAS, DE AINHOA (~10,35€)
11 – SOMBRAS DE OJOS 5 COLORES, DE DIOR (~56€)
12 – LÁPIZ DE CEJAS, DE YVES SAINT LAURENT (~19,70€)

EL LIFTING NO HA MUERTO

EL LIFTING NO HA MUERTO, simplemente se ha reinventado. Los de nueva generación ya no van tan enfocados a estirar la piel como reposicionar volúmenes.

   En los últimos tiempos, con el des­embarco de una cirugía menos invasiva y con las nuevas técni­cas de medicina estética, se han oído voces que proclamaban la muerte del lifting. «De muerto, nada. El lifting continúa siendo una práctica muy habitual en ci­rugía plástica y muy demanda­da», afirma el doctor Federico Pérez de la Romana, direc­tor del Instituto que lleva su nom­bre (Alicante. Tel. 902 400 408. www.perezdelaromana.com). Y es que, según el doctor Óscar Junco, cirujano plástico de la Clíni­ca Cima (Barcelona. Tel. 935 522 726), las nuevas técnicas de rejuve­necimiento facial mínimamente invasivo que han surgido en los úl­timos años, tienen como finalidad prevenir y ralentizar el proceso de envejecimiento, más que tratar porque «cuando la piel se ha descol­gado, el único método para levantarla, reposicionarla y quitar la piel sobrante es el lifting». Con la intervención de estas técnicas «el lifting quirúrgico podrá retrasarse en el tiempo, pero nunca desaparecerá», afirma el doctor Salvador Rodríguez-Camps, jefe de la unidad de cirugía plástica y estética del Hospital Universitario Casa de Salud (Valencia. Tel. 963 931 515).
   Lo que sí es cierto es que el lifting que se realiza hoy, poco, o na­da, tiene que ver con aquellos que empezaron a practicarse a princi­pios del siglo XX, en torno a 1910. «Hoy sabemos que lo fundamen­tal no es estirar la piel, sino reposicionar las estructuras profundas, fundamentalmente la musculatura facial que se da de sí y se descuel­ga arrastrando la piel con ella», afirma el cirujano plástico Rubén García-Guilarte (Madrid. Tel. 914 025 184), para quien otro de los grandes avances ha sido el de las incisiones, más cortas, y posteriores cicatrices, menos visibles: «El diseño del doctor Connell es el más evolucionado, consiste en realizar las incisiones por delante del pelo y por detrás del contorno de la oreja para evitar, así, la desaparición de la patilla y las deformidades en el pabellón auricular por la tensión de la piel».
   Otra evolución importante es que «antes los liftings siempre eran completos y ahora los podemos practicar por zonas, según las necesi­dades del paciente, acortando los tiempos de intervención y recupera­ción», apunta el doctor Pérez de la Romana que diferencia cuatro tipos de liftings; frontal, cuando la piel de la frente está envejecida y las ce­jas caídas: «Se realiza mediante incisiones invisibles en el cuero cabe­lludo, se debilitan los músculos frontales para eliminar las arrugas y se elevan las cejas, aunque también se puede realizar un lifting solo de cejas». De tercio medio, cuando la flacidez y la caída afecta a la zona en torno a la nariz y la mandíbula: «Se puede realizar con incisiones en el cuero cabelludo o, más frecuentemente, por delante y detrás de las orejas que resultan imperceptibles». El tercer tipo es el lifting cer­vical que trata de rejuvenecer el cuello «extirpando la grasa y estiran­do la piel y los músculos, mediante incisiones retroauriculares total­mente invisibles». Por último, el lifting completo que es necesario cuando todas las zonas de la cara y el cuello están deterioradas.
Rubén García-Guilarte reduce bastante el abanico: «Las opciones actuales pasan por un minilifting o un lifting cervicofacial». El pri­mero solo trata la cara, el despegamiento cutáneo es mucho menor y está indicado para quienes con 50-60 años presentan flacidez en la cara y el contorno de la mandíbula pero no un gran descolgamiento en el cuello. En el segundo se tratan cara y cuello juntos. En cuanto a las mejores técnicas, para García-Guilarte: «El MACS-lift o la plicatura (doblar la musculatura sobre sí misma) es una buena técnica para el minilifting, pero si se presenta una mayor flacidez habría que realizar una técnica de colgajos de SMAS (Sistema Músculo-Aponeurótico Superficial) que consiste en la transposición de músculos faciales a su situación original». Rodríguez-Camps parte de que la mejor técnica es la menos agresiva, pero «lo que manda es el buen diagnóstico, la personalización, la buena relación médico paciente, la minuciosa ejecución quirúrgica y el seguimiento posoperatorio con la frecuencia necesaria».
   Pero lo que ninguno niega es que hay dos elementos, los vectores (un estudio para saber si la trac­ción muscular debe realizarse en un sentido más horizontal o vertical) y, sobre todo, los relle­nos que han sido claves para lle­gar al lifting actual: «Estamos en la etapa del lifting natural complementado con rellenos (el mejor, la propia grasa, pero hay varios) para conseguir o recu­perar tersura y volumetría fa­cial», afirma Rodríguez-Camps. El lipofilling (inyección con la propia grasa del paciente) aporta célu­las grasas y células madre: «Es lo último en cirugía estética y tiene dos ventajas: consigue aumentar el volumen de las zonas más nece­sitadas y mejora el aspecto de la piel debido a que las células madre regeneran la dermis», afirma Pérez de la Romana. Además, «con el relleno de grasa, el aspecto y el resultado final es más satisfactorio, más natural y más duradero», remata el doctor Junco. Porque un ros­tro rejuvenecido pero con mucha naturalidad es la clave del éxito de un lifting, sumado a que no haya asimetrías ni cicatrices visibles.
   El posoperatorio de un lifting es «absolutamente indoloro con al­guna sensación de tirantez y moratones en los ojos que desaparecen en una semana», afirma Rodríguez-Camps. García-Guilarte recomienda el drenaje linfático para evitar una inflamación excesiva. El doctor Junco advierte de posibles asimetrías, bultos o endurecimien­to de la piel durante los primeros días y cierta pérdida de sensibilidad que se va recuperando progresivamente. Todo dentro de la normali­dad. Pérez de la Romana indica la importancia de pasar una noche ingresado en observación para irse a casa al día siguiente sin venda­jes y continuar con un reposo relativo, con la cabeza elevada y a los 15 días hacer vida completamente normal.
   Pero hay quien aprovechando su paso por el quirófano para un lif­ting se hace otras pequeñas intervenciones. La más habitual es la blefaroplastia, pero también se realizan rinoplastias, ligeras subidas de la punta nasal o la colocación de un pequeño implante en el mentón. «Yo siempre aprovecho, además, para recortar y armonizar el lóbulo de la oreja», afirma Rodríguez-Camps. Pérez de la Romana asocia al lifting un peeling de labios «para eliminar el código de barras». Dependien­do de todo esto y también del descolgamiento y la extensión del propio lifting, «podrá realizarse de forma ambulatoria con anestesia local y sedación, o bien se hará con anestesia general e ingreso hospitalario de una noche», explica el doctor Junco.

   Aunque la decisión de hacerse un primer lifting no viene marcada por la edad sino por el estado de la piel, hay cirujanos que consideran un buen momento cumplidos los 35 años mientras que otros no lo re­comiendan hasta pasados los 50. Su durabilidad depende de muchos factores, algunos genéticos, como la elasticidad natural de la piel, otros de la correcta ejecución quirúrgica, pero también de nuestros hábitos: «Los resultados de un lifting pueden durar hasta 15 años si la mujer se cuida, es decir, si tiene prudencia con el tabaco, el alcohol, el sol... También conviene beber agua en abundancia y utilizar habi­tualmente cremas nutritivas», detalla Rodríguez-Camps quien tam­bién anota la importancia de recurrir a la medicina estética. Oscar Junco lo concreta proponiendo tratamientos mínimamente invasivos como el Indiba Deep Beauty una vez al año para retardar la pérdida de elasticidad, o infiltraciones de ácido hialurónico en caso de pérdi­das prematuras de volumen. García-Guilarte también apunta la ayu­da que puede prestar la toxina botulínica para relajar la mirada y ali­viar las patas de gallo y las arrugas del entrecejo y la frente.                                             M. P.

COSMÉTICA EFECTO LIFTING

     1 - MASCARILLA DIAMONT ICE-LIFT, DE NATURA BISSÉ (~118€)
   2 - CONCENTRADO LIFTING RADIANCE SENSAI, DE KANEBO (~220,50€)
   3 - SÉRUM PERFECTIONIST  [CP+], DE ESTÉE LAUDER (~75€)
   4 - CREMA DE DÍA CONFORT Y FIRMEZA, ULTRA CORRECTION LIFT SPF 15, DE CHANEL (~108€)
   5 - CREMA DE NOCHE EFECTO LIFTING LIFTACTIV NUIT, DE VICHY (~30,50€)
   6 - CONTORNO DE OJOS ABEILLE ROYALE, DE GUERLAIN (~97€)
   7 - LOCIÓN REAFIRMANTE EFECTO LIFTING CERAMIDE PLUMP PERFECT DE ELIZABETH ARDEN (~84€)

Chicos de Moda

   Ni metrosexuales ni adanes. Los hombres han dado con el equilibro perfecto delante del espejo. Así se cuidan según su forma de ser.

   CLASICO

   Sabe valorar el estilo que permanece a pesar del paso del tiempo, pero le gusta aliñarlo con un poco de atrevimiento, con el que rompe todos los esquemas. Su cuarto de baño está tan a la última como él, con lo mejor de lo mejor.



1 – VICHY HOMME HYDRA MAG C+ (~18,70€)
2 – SHISEIDO ADENOGEN HAIR ENERGIZING SHAMPOO (~29,90€)
3 – FLOÏD MASAJE GENUINO (~6,39€)
4 – CREED AVENTUS (~173,50€)
5 – BVLGARI ‘BVLGARI MAN’ (~75€)
6 – SOTHYS HOMME SOIN ACTIF ANTI-RIDES (~55€)
7 – ROWENTA STRUCTURE (~36,99€)
8 – YVES SAINT LAURENT POUR HOMME (~77€)
9 – BIOTHERM HOMME HIGH RECHARGE ENERGY SHOT (~32€)
10 – MATRIX BIOLAGE COOLING SHAMPOO (~11,70€)
11 – LIERAC HOMME RASAGE CONFORT (~12€)
12 – LOS JABONES DE MI MUJER, jabon de afeitado (~35€)
13 – BRAUN SERIES 3 (~94€)

Productos ANTIEDAD



1 – CONTORNO DE OJOS MULTI-LIFT, DE LANCÔME (~77€)
2 – SÉRUM  ILUMINADOR, CON ORO, DE POND’S (~25€)
3 – CONCENTRADO RELLENADOR DE ARRUGAS, DE CLARINS (~23,40€)
4 – BALSAMO REPARADOR LABIOS, DE GALÉNIC (~9,90€)
5 – CREMA ULTRAREGENERADORA BEAUTY BY IVO PITANGUY (~260€)
6 – RELLENADOR DE ARRUGAS, DE OLAY (~32€)
7 – MASCARILLA ANTI-AGE CON COLÁGENO, DE PRO.CARE (~52€)
8 – GADGET DE TRATAMIENTO EN CASA WRINKLE LABS PRECISE CORRECTION, DE LANCASTER (~98€)

'BABYFACE' a los 50

NO TOCAR! Porque los rostros ‘de plástico’ están ‘out’ y la inexpresividad resulta muy poco elegante, hay ciertas arruguitas mejor dejar en paz.

No, a estas al­turas no nos vamos a po­ner a izar la bandera de «la arruga es bella». Ni mucho menos... Porque ni todas lo son, ni con los avances estéticos actuales resulta, por suerte, necesario, asumir un-rostro-tipo- uva-pasa sea cual sea la cifra que señala nuestro DNI. La auténtica clave reside en no pasarse tam­poco para el otro lado -«ni tanto ni tan calvo» que diría mi abue­la- o, lo que es igual: evitar llegar a los 60 y tantos con un rostro de pseudoadolescente entrada en años: excesivamente rellenado, tensado in extremis... Y, reco­nozcámoslo, en realidad, más chocante que realmente favore­cedor por su más que evidente artificialidad.

¿’BABYFACE’ A LOS 50?

Preservar la juventud ha sido una obsesión históricamente recu­rrente, cuyo culmen lo hemos vi­vido (lo estamos viviendo) en los últimos 50 años. Fue allá por los años 60, con el inicio del fenó­meno de las conocidas como baby faces: mujeres de rostros ani­ñados que, cíclicamente desde entonces, no han dejado de des­puntar como iconos de belleza a emular. De las pioneras Twiggy, Mia Farrow o Audrey Hepburn a las contemporáneas Kate Moss o Natalia Vodianova, por citar solo unos cuantos ejemplos, sus rutilantes apariciones en el cine, las producciones de moda, las vallas publicitarias, los photocall y el papel cuché han contribuido a asentar los rasgos adolescentes como el ideal de belleza a alcan­zar y, por ende, convertido la eli­minación, sin piedad, de cual­quier leve signo del paso del tiem­po, en primerísima prioridad es­tética femenina de nuestra era.
Es, en realidad, una lucha sin cuartel y aunque las ‘armas’ se han perfeccionado hasta el infi­nito (el bótox, los rellenos y has­ta los liftings tridimensionales en quirófano ofrecen cada vez resul­tados más naturales), lo cierto es que cada edad tiene sus propios rasgos y tratar de emular las fac­ciones de los veintipocos cuando se tienen 40 y tantos no suele re­sultar, según confirman algunos de los más reputados especialis­tas en estética, el planteamiento más adecuado. Ocurre algo simi­lar que con el guardarropa: cier­tas prendas y estilismos que fun­cionan a los 15 no suelen cuadrar tan bien a partir de los 30, ¿ver­dad? Así, como nuestro fondo de armario, el envejecimiento de­pende de cada cual y ha de ser capaz de adaptarse a la medida exacta de cada rostro. Por eso, igual que la mini no suele funcio­nar demasiado bien cuando se andan rondando los 50, con la ausencia casi total de arrugas ocurre algo muy similar: suele acabar por resultar chocante. Hay ciertos signos del paso del tiempo que, pasada cierta edad, no están mi mucho menos de más, sino todo lo contrario. Son huellas de lo vivido que, si bien se pueden atenuar, parece que no conviene eliminarlas del todo. Ocurre con las arruguitas de la sonrisa e in­cluso con las tan temidas patas de gallo. Un maestro entre maes­tros, el cirujano plástico brasileño Ivo Pitanguy (Instituto Ivo Pitanguy. Río de Janeiro. Brasil. Tel. 21 2266-9500), considerado uno de los padres de la cirugía estética moderna y con un prestigio internacional y un criterio estético sin mácula se muestra, por ejemplo, contrario a eliminar en general las patas de gallo, in­cluso cuando la técnica a real izar es un lifting. Sin renunciar a que se le note su edad gracias a mantener parte de las evidencias de la misma. G. tiene arruguitas, las justas, las que Pitanguy, según con­fiesa, se negó a borrarle, «Ivo siempre dice que hay ciertas lí­neas de expresión que no se de­ben tocar, como las que a mí se me forman de sonreír alrededor de los ojos. Yo, al principio, que­ría que me las ‘quitara’ también pero, la verdad, es que ahora me doy cuenta de que me vería muy extraña sin ellas... Tengo más de 50 años: no puedo ni debo pretender parecer una chica de 20». Suena de lo más razonable ¿no es cierto? 

«Es fundamental guardar siempre la dignidad de los años vividos. No borrar la personalidad». Así es como lo expresa el propio pro­fesor Pitanguy, quien también asegura que el quid de la cuestión radica en el equilibrio «cuando el envejecimiento es armónico y se refleja en signos del paso del tiempo suaves que no chocan con el espíritu joven interior, en mu­chos casos dicho envejecimiento resulta agradable y estético, de tal forma que no tiene por qué ser necesario corregirlo ni realmen­te la persona sentirse en la necesidad de hacerlo». Claro que, como recuerda Ivo, «el envejeci­miento no es igual para cada persona» y asegura que, de una forma genérica, entre lo que más frecuentemente nos lleva a ‘re­tocarnos’ es «la pérdida de equilibrio entre la parte superior e inferior del rostro». En esos ca­sos, el profesor aboga por reequilibrar ambas regiones «de una forma suave, muy cuidadosa, que permita mantener la natura­lidad y personalidad del rostro» evitando siempre «procedimien­tos excesivos que pueden crear más ‘deformidad’ que belleza». La clave, según él lo expresa, es­triba en «estudiar cada rostro in­dividualmente y valorar si ver­daderamente es necesario o no interferir». Pues, efectivamente, asegura el cirujano, que no siem­pre es preciso ni resulta estético erradicar por completo los indi­cios de los años. Rellenarse en demasía los labios en pos de un supuesto aspecto más joven para nuestra sonrisa es uno de los ejemplos que pone Ivo Pitanguy: más que restar años, es un reto­que que, en muchos casos, acaba por otorgar «un aspecto un poco grotesco y nada natural». Lo bá­sico en esta región -asegura el experto- no es tanto ganar volu­men como «mantener la sutileza y definición del arco de cupido que se forma en el labio superior y, en general, de todos los detalles de esa zona».

ARTIFICIAL ES CONTRARIO A BELLO

Absolutamente de acuerdo con Pitanguy, las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto (codirectoras de la Clínica Mira+Cueto. Madrid. Tel. 915 626 713) aportan el punto de vista desde su espe­cialidad, la medicina estética fa­cial y afirman que «el objetivo estético a planearse no debería ser el ‘borrar’ la edad o aparentar la que no se tiene sino, más bien, depurar o mejorar la apariencia propia de cada momento de la vi­da, evitando a toda costa, el caer en la ‘máscara’ o el disfraz». Afirman, incluso que «una per­sona de 60-70 años, libre de arru­gas al cien por cien, siempre re­sultará antinatural. Por mucho que se pretenda, no se puede te­ner a esa edad la cara de los 20 años: siempre habrá algo que cho­cará, se perderán el encanto y la armonía; algunas personas pre­tenden conseguir eso, obsesiona­das por la arruga y alcanzan a esta edad una imagen que raya lo patético», sentencian.

Desde luego -continúa la dra. Mar Mi­ra-, mejor no borrar cier­tas arruguitas acordes con la expe­riencia de la vida y que dan esa nota de particularidad o indivi­dualidad a cada cual». Por ejem­plo, tal y como señala la experta, es natural que se vayan marcando suavemente arrugas finas en la frente, y que estas tengan movi­miento, «en cierto modo son par­te de nuestras vivencias persona­les y creo que suavizarlas, no bo­rrarlas, sería lo más adecuado». También aquellas arrugas facia­les, como las que deja como estela nuestra sonrisa y expresión, es algo natural que se agudicen con el tiempo, el concepto en es­te caso sigue siendo el mismo, siempre ‘suavizar’ nunca elimi­nar. «Un rostro debe ser siempre dinámico, vivo, natural, vivido... Y eso es incompatible con un as­pecto artificial, de muñeco de cera». Se trata de buscar la armonía y naturalidad: dos conceptos absolutamente contrarios a un ‘efecto planchado’ pues, como dicen Mira y Cueto: «aquello que choca con la armonía particular por norma deja de ser bello».

Pitanguy y Mira+Cueto no son los úni­cos en pensar de esta forma. Cada vez son más los exper­tos que abogan por un envejeci­miento de apariencia natural lo que implica decir no al retoque masivo y dar libertad de paso, de ‘emerger’ y ‘quedarse’, a ciertos rasgos que evidencian, suave y equilibrada-mente, nuestra edad.
Parece evidente, por tanto, que la corriente empieza a variar. Ya se vislumbra un cambio de tercio en la mentalidad colectiva, cada vez más proaging que anti-aging. Lo avalan los cirujanos plásticos y los médicos estéti­cos... Y también la publicidad (máximo ‘asentador’ de iconos estéticos de nuestra era). Así, des­de hace unos cuantos años, por fin nos empieza a parecer normal que los rostros imagen de las campañas de cosméticos para pieles maduras sean verdadera­mente mujeres maduras y no mo­delos veinteañeras sin una sola línea de expresión. Entre las pio­neras, Nivea y L’Oréal Paris, es­ta con su fichaje de Jane Fonda. Y, de los más recientes, también para L’Oréal, la veterana y ultra-chic Inés de la Fressange, icono eterno del allure parisino y nueva embajadora-madura, sin grandes retoques aparentes, de la casa francesa. Ellas y otras muchas (cada vez más) son la mejor prue­ba de un fenómeno ante el que incluso las pasarelas parecen ha­ber cedido, dado carpetazo a su ancestral ‘alergia’ a la edad, rom­piendo moldes en las últimas tem­poradas haciendo desfilar a mo­delos evidentemente ‘entradas en años’. Tomemos nota.                                     M.R.R.




UP POINTS, 7 pinchazos mágicos para rejuvenecer en una sesión

  • La doctora Purina Espallargas ha puesto en marcha un nuevo proto­colo de rejuvenecimiento facial mínimamente invasivo y absoluta­mente personalizado. Se trata de una técnica exclusiva, que consigue el rejuvenecimiento integral del rostro pinchando los puntos estraté­gicos en los que el tiempo deja su huella, y que personaliza con los principios activos según las necesidades. En el protocolo se tocan: el contorno de ojos, la parte superior de la nariz y la punta, la barbilla, los pómulos, los ángulos mandibulares y el óvalo facial. En una sola sesión de unos 30 minutos, se consiguen unos resultados espectacu­lares, minimizando los efectos colaterales de las infiltraciones y apor­tando al rostro armonía y luminosidad. Se llega a un rejuvenecimien­to integral de forma armoniosa y absolutamente natural. Los resulta­dos se aprecian de inmediato, pero son mucho más evidentes después de unas dos o tres semanas del tratamiento definitivo, a los dos me­ses, que suele consistir en una segunda sesión más suave. Es corrien­te que salga algún hematoma por lo que conviene realizarse el proto­colo pudiéndose tomar dos o tres días de descanso; los hematomas que aparezcan pueden impedir hacer vida social intensa, aunque no la cotidiana.
  • Precios: los resultados duran hasta un año y cuesta 700€. Más información: en Zaragoza, tel. 976 484 704 y en Madrid, tel. 915 944 283.                                                                                                                                                                                                                      Iíziar Salcedo

REVITALIZACION, con Factores de Crecimiento Epidérmicos (FCE) con microcánulas

  • Basada en las técnicas de autología (utilización de tejidos propios del paciente) y practicada por médicos como Moisés Amselem, entre otros, consiste en la extracción, centrifugado y filtrado de la propia sangre del paciente hasta conseguir quedarse con las células sanguí­neas más jóvenes, ricas en FCE y reinyectarlas en el rostro. La nove­dad viene impuesta porque la técnica se realiza con microcánulas y solo son necesarias cuatro mini-incisiones para llegar a todos los pla­nos del rostro. Los resultados se aprecian a las 3-4 semanas y se tra­ducen en una mayor luminosidad, mayor densidad de los tejidos, ju­gosidad, hidratación... Una auténtica inyección de juventud cuyos efectos perduran hasta 18 meses.
  • Precios. Desde 700 €. Más infor­mación: Moisés Amselem. Madrid. Tel. 915 211 771.

ELIMINACION DE LAS BOLSAS, sin extracción de grasa

  • Es una de las novedades presentadas en el último congreso La Belle­za a Través de la Ciencia (BTS) y trasmuta el concepto imperante hasta ahora de eliminar grasa por el de reposicionarla donde es nece­saria. «Hasta ahora, la solución quirúrgica pasaba por extirpar la gra­sa sobrante, pero las nuevas técnicas abogan no por extraer la grasa, sino por reposicionarla y cambiarla de lugar», comenta el doctor Fe­derico Mayo, pionero en implantar la técnica en España. ¿En qué consiste? Las bolsas de grasa no son uniformes, sino que se componen de tres bolitas situadas en el centro y a ambos extremos del pár­pado inferior. La técnica consiste en desplazarlas con una microcánula allí donde el paciente necesite reposicionar y rellenar volúmenes, normalmente en los pómulos. Requiere anestesia y se tarda aproxi­madamente una hora en la intervención. Las secuelas (hematomas) permiten realizar vida social a los pocos días y los resultados son per­manentes y se aprecian definitivamente a las 2-3 semanas de la inter­vención.
  • Precios. Entre 4.500 y 6.000 €. Más información: Ma­drid. Tel. 914 119 319.

LIP-LIFT, minilifting de boca

  • Una innovadora técnica planteada por el cirujano Gómez Bravo, destinada a elevar el labio superior y dejar ligeramente al descubierto los incisivos superiores, tanto al hablar como en reposo, signo de ju­ventud bucal. Un pequeño tirón que rejuvenece toda la zona y que se realiza totalmente a medida, con anestesia local, en régimen ambu­latorio y que se basa en realizar una mínima incisión en la base de la nariz, en la unión entre la mucosa nasal y la piel, despegar el múscu­lo orbicular y reposicionarlo. El posoperatorio no es doloroso, pero sí molesto los primeros días e impide la vida social normal durante unos 10 días, por la inflamación y los hematomas. Los resultados son de­finitivos.
  • Precios. Entre 3.000 y 5.000 €. Más información: Ma­drid. Tel. 902 010 232.

OVALO, línea continua

  • Señales de alarma. «Sencillamen­te que aparezca el ‘perfil del sabueso’, que se produce, aclara Antonio Muñoz Delgado, porque se pierde la definición de la línea que perfila los ángulos man­dibulares debido al desplazamiento de la grasa por la acción de la gravedad y la pérdida de firmeza por la desorganización de las fibras de colágeno y elastina». Es lo que los expertos suelen de­nominar ‘la inversión del triángulo de la ju­ventud’, cuando los pómulos pierden su protagonismo como vértices principales del rostro y los ángulos mandibulares se des­dibujan bajo el peso de la flacidez.
  • Estrategias ‘quita años’. Con o sin bisturí, la mejor forma de recuperar un perfil joven es utilizando una técnica elevadora, que reposicione los tejidos en su lugar de origen. «Es necesario buscar nuevos puntos de anclaje, acla­ra la médico estética Natalia Ribé, y rellenar los volúmenes que sean necesarios, además de intentar crear nuevas fibras de colágeno y elas­tina; para lograrlo en conjunto, hay que aplicar técnicas combinadas y muy personalizadas». Para las que odian las agujas, la dermatóloga Adriana Ribé propone una sesión de Thermage (radiofrecuencia) que estimula la formación de colágeno y consigue un efecto lifting al pro­vocar la generación de nuevas fibras de colágeno y elastina por parte de los fibroblastos de la dermis.
  • Los precios. La combinación de retensado y volúmenes va desde 750€. La sesión de Thermage, 2.500 €.

Cremas antiaging como


CRÈME ANTI-ÂGE,
DE SOTHYS (~60€)
- para rellenar las huellas del tiempo durante el dia

COLLAGENIST V-LIFT,
DE HELENA RUBINSTEIN (~102€)
- para que la piel se repare durante la noche


  
   
   LA LEY DEL MORPHING

   No todos los rostros envejecen igual. No, los hay que mejoran con los años, como un buen vino, y los que se arruinan antes de tiempo. Evi­dentemente, los cuidados médico-estéticos, los cosméticos y el estilo de vida aceleran o retardan el proceso; pero la genética que determi­na la calidad de los tejidos y la morfología que define la forma de la cara son cruciales para saber cómo envejeceremos y cuáles son nues­tros puntos débiles. Los especialistas han bautizado esta manera de aventurarse en la vejez facial como Morphing, una tendencia que ca­da día está más presente a la hora de diseñar un protocolo de rejuve­necimiento en cabina, someterse a una intervención quirúrgica, e incluso, encontrar la crema más adecuada. En palabras de los ex­pertos, la ley del Morphing podría resumirse así: «un rostro re­dondo y grueso, al estar hinchado, tiene menos problemas de arru­gas, pero la grasa acaba cediendo a la gravedad y la flacidez se traduce en grandes papadas, surcos nasogenianos muy marcados, mejillas caídas... Un rostro anguloso, aguanta con más salero la flacidez, pero si la textura de los tejidos es de mala calidad, las arrugas y la falta de densidad se encargarán de envejecerlo», au­gura Javier de Benito, que también comparte la opinión de su co­lega José Luis Martín del Yerro, cuando afirma «la composición de los tejidos se hereda más que la forma del cuerpo, razón por la que con el paso de los años cada vez nos parecemos más a nues­tros antepasados. Sin duda, continúa el experto, heredamos la for­ma de envejecer».

   JUGAR CON LOS MEJORES

   Hacerle trampas al tiempo, para que el resultado sea el esperado, re­quiere ponerse en manos de los mejores maestros del retoque y el bis­turí, de los que compaginan novedad y experiencia. Aquí están las trampas más vanguardistas.

OREJAS, lóbulos carnosos

  • Señales de alarma. Olvidadas por viajar casi siempre camu­fladas bajo el cabello, estos apéndices muestran su vejez sobre todo en el lóbulo, que se afina, pierde tersura y tiende a agrandar­se. «Además, aparecen unas arruguitas muy profundas que mar­can la cara justo en la entrada del pabellón auditivo», amplía la doctora Espallargas.
  • Estrategias 'quita años'. La técnica estética para rejuvenecer la zona «es muy fácil y agradecida, comenta la experta, consiste en rellenar el lóbulo con ácido hialurónico y después la unión de la oreja con la mejilla, que se hunde también con el paso del tiempo, y así se estiran las arruguitas que mencionábamos con anterioridad». Para las que buscan una solución definitiva, el doctor de Benito propone una pequeña intervención en consulta, con anestesia local, cuya cicatriz queda oculta dentro de la oreja y que no impide para nada que el pa­ciente realice su vida social normal.
  • Los precios. Los rellenos de ácido hialurónico desde 150 €. La técnica quirúrgica, a partir de 1.500 €.
  • Un as en la manga. Evitar el uso continuado de pendientes muy pesados porque envejece el lóbulo auricular precozmente.

LABIOS Y MENTÓN, en alta definición

  • Señales de alarma. «No todas las bocas envejecen igual, asegura Antonio Muñoz Delgado, pero hay huellas que im­presionan antes o des­pués el contorno la­bial: caída de las co­misuras laterales (la famosa sonrisa inver­tida o de marioneta), arruguitas peribucales (código de barras, más habitual en los fu­madores) y la pérdida del perfil y el volumen del labio superior». ¿Y en cuanto a la barbilla? «El síntoma más evidente del paso de los años sobre esta zona es la marcación de un surco bajo el labio inferior y la bola del mentón y la elevación de la barbilla a causa de la alteración del tejido muscular y graso de la zona», aclara el experto.
  • Estrategias ‘quita años’. De nuevo, los rellenos de ácido hialurónico son los protagonistas para reposicionar y rellenar el perfil la­bial, que para eliminar el código de barras, se pueden combinar con un láser ablativo o semiablativo, dependiendo de cada caso. En cuan­to a la sonrisa de marioneta, cada boca necesita una técnica, pero el fin es crear nuevos puntos de anclaje mandibulares que eleven las co­misuras. Con el bisturí en mano, una de ellas es «la técnica de Weston, que consiste en levantar las comisuras con un protocolo realiza­do en consulta, que retoma la posición horizontal de los labios, que posteriormente se pueden retocar con ácido hialurónico», asevera el especialista Javier de Benito.
  • Los precios. Cada boca tiene su propio presupuesto, pero la com­binación de productos de relleno no baja de los 250 €, la sesión de láser de 150€ (se necesitan al menos 3-4 si es semiablativo) y de 500€ si es ablativo (una sola).
  • Un as en la manga. «Cuando desciende la punta nasal debido a la absorción ósea del maxilar superior, explica el cirujano de Beni­to, también hay un descenso del labio superior por el mismo meca­nismo. Una pequeña cirugía en consulta que consiste en subir el labio superior y eliminar la anchura que se produce con los años -dejando únicamente una pequeña cicatriz oculta en los agujeros de la nariz- proporciona un rejuvenecimiento armónico de toda la zona, incluyen­do el mentón».


Hidratados y carnosos con contornos como 
STEM CELL NANOFILLER, DE MESOESTETIC (~69€)

balsamo para
PLIEGUES LABIALES,
DE LIPOSOMIAL (~13,88€)

LINES NO MORE,
DE DR. BRANDT (~29€)

PÓMULOS, proyección natural

  • Señales de alarma. El desplazamiento del tejido graso hacia abajo debido a la flacidez y la aparición de lo que los expertos deno­minan surco nasoyugal (que marca la ojera y hunde el ojo) y el nasogeniano (entre la nariz y la barbilla); la pérdida de densidad ósea de los huesos que conforman su proyección, la aparición de discromías (rojeces, manchitas...) y arrugas son algunos de los factores que de­terminan su juventud.
  •    Estrategias 'quita años'. «Reposicionar primero los músculos y tejidos con ayuda de un mallaje realizado con un cóctel de principios activos ten­sores y recuperar el volumen con ácido hialurónico de alta densidad, afirma Purificación Espallargas, es la técnica esté­tica más apropiada para devol­ver la lozanía a las mejillas». «Las suturas Silhouette -hilos tensores- son idea­les para elevar los tejidos que circundan el pómulo y la mejilla de una mane­ra permanente, afirma Ja­vier de Benito, y es acer­tado combinarlos con la infiltración de ácido hialuróni­co para recuperar los volúmenes». «Los peelings y la revitalización facial con cócteles específicos y FCE (Factores de Crecimiento Epi­dérmico) son las armas más eficaces para paliar las discromías y arruguitas de las mejillas», apostilla Natalia Ribé.
  •    Los precios. Reposicionar y volumizar los pómulos cuesta en tor­no a los 350€, dependiendo siempre de la cantidad de relleno utili­zado. Solo es necesaria una sesión que hay que repetir entre los 9 y los 12 meses. Las suturas Silhouette necesitan un diagnóstico muy preciso y se realizan en quirófano, aunque la recuperación es breve; cuestan desde 2.000 € el retoque parcial. Los peelings y las vitami­nas rondan los 350 €.
  •    Un as en la manga. Para que el resultado de un retoque de pó­mulos sea natural, tiene que llevar a crear de nuevo el famoso trián­gulo de juventud, cuya base más ancha se asiente en ambas mejillas y la más estrecha en la barbilla.

Colorete para realzar los pómulos
GRADIENT POWDER DE CLINIQUE (~37,50€)

Tratamiento voluminizador, para aportar densidad
FILEXTRA DE GOODSKIN LABS
(~29,95€)