- Señales de alarma. «Sencillamente que aparezca el ‘perfil del sabueso’, que se produce, aclara Antonio Muñoz Delgado, porque se pierde la definición de la línea que perfila los ángulos mandibulares debido al desplazamiento de la grasa por la acción de la gravedad y la pérdida de firmeza por la desorganización de las fibras de colágeno y elastina». Es lo que los expertos suelen denominar ‘la inversión del triángulo de la juventud’, cuando los pómulos pierden su protagonismo como vértices principales del rostro y los ángulos mandibulares se desdibujan bajo el peso de la flacidez.
- Estrategias ‘quita años’. Con o sin bisturí, la mejor forma de recuperar un perfil joven es utilizando una técnica elevadora, que reposicione los tejidos en su lugar de origen. «Es necesario buscar nuevos puntos de anclaje, aclara la médico estética Natalia Ribé, y rellenar los volúmenes que sean necesarios, además de intentar crear nuevas fibras de colágeno y elastina; para lograrlo en conjunto, hay que aplicar técnicas combinadas y muy personalizadas». Para las que odian las agujas, la dermatóloga Adriana Ribé propone una sesión de Thermage (radiofrecuencia) que estimula la formación de colágeno y consigue un efecto lifting al provocar la generación de nuevas fibras de colágeno y elastina por parte de los fibroblastos de la dermis.
- Los precios. La combinación de retensado y volúmenes va desde 750€. La sesión de Thermage, 2.500 €.
Cremas antiaging como
CRÈME ANTI-ÂGE,
DE
SOTHYS (~60€)
- para rellenar las huellas del tiempo durante el dia
COLLAGENIST V-LIFT,
DE HELENA RUBINSTEIN (~102€)
- para que la piel se repare durante la noche
LA
LEY DEL MORPHING
No todos los rostros envejecen igual. No,
los hay que mejoran con los años, como un buen vino, y los que se arruinan
antes de tiempo. Evidentemente, los cuidados médico-estéticos, los cosméticos
y el estilo de vida aceleran o retardan el proceso; pero la genética que
determina la calidad de los tejidos y la morfología que define la forma de la
cara son cruciales para saber cómo envejeceremos y cuáles son nuestros puntos
débiles. Los especialistas han bautizado esta manera de aventurarse en la vejez
facial como Morphing, una tendencia que cada día está más presente a la hora
de diseñar un protocolo de rejuvenecimiento en cabina, someterse a una
intervención quirúrgica, e incluso, encontrar la crema más adecuada. En
palabras de los expertos, la ley del Morphing podría resumirse así: «un rostro
redondo y grueso, al estar hinchado, tiene menos problemas de arrugas, pero
la grasa acaba cediendo a la gravedad y la flacidez se traduce en grandes
papadas, surcos nasogenianos muy marcados, mejillas caídas... Un rostro
anguloso, aguanta con más salero la flacidez, pero si la textura de los tejidos
es de mala calidad, las arrugas y la falta de densidad se encargarán de
envejecerlo», augura Javier de Benito, que también comparte la opinión de su
colega José Luis Martín del Yerro, cuando afirma «la composición de los
tejidos se hereda más que la forma del cuerpo, razón por la que con el paso de
los años cada vez nos parecemos más a nuestros antepasados. Sin duda, continúa
el experto, heredamos la forma de envejecer».
JUGAR CON LOS MEJORES
Hacerle trampas al tiempo, para que el
resultado sea el esperado, requiere ponerse en manos de los mejores maestros
del retoque y el bisturí, de los que compaginan novedad y experiencia. Aquí
están las trampas más vanguardistas.
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